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Economía para Dummies: ¿Por qué a los colombianos nos debería importar?

Es posible que te hayas preguntado alguna vez cómo la economía afecta tu vida cotidiana. Puede sonar complejo con tantos números, gráficos y un lenguaje que parece inaccesible, pero lo cierto es que la economía está en todas partes, desde el precio del café que compras cada mañana hasta las decisiones gubernamentales que influyen en el transporte público. En un país como Colombia, comprender la economía no solo es útil, sino crucial para asegurar nuestro futuro (Smith, 1776/2007).


Piensa, por ejemplo, en el momento en que decides comprar tu primer carro. ¿Sabes cómo comparar tasas de interés o cómo manejar un plan de financiamiento a largo plazo? Quizá también estés considerando comenzar un emprendimiento. ¿Estás familiarizado con la manera correcta de hacer un presupuesto o cómo calcular los costos de manera eficiente? Si tu respuesta es negativa, no te alarmes. Es una realidad que muchos colombianos no han recibido la educación financiera necesaria para enfrentar estas situaciones (Lusardi & Mitchell, 2014).


En Colombia, es común que muchas personas crezcan sin una sólida formación económica. A pesar de estar constantemente expuestos a noticias sobre temas como la inflación, la devaluación y el Producto Interno Bruto (PIB), todo esto puede parecer distante o difícil de comprender. Esta falta de educación económica tiene consecuencias no solo para el individuo, sino para la sociedad en su conjunto. La ignorancia en temas económicos puede dar lugar a decisiones mal informadas que afecten no solo los bolsillos de las personas, sino también el bienestar de todo el país (Keynes, 1936).


¿Por qué la economía es tan importante?


La economía no se refiere exclusivamente al manejo del dinero. Se trata de cómo las personas deciden gestionar sus recursos limitados, cómo toman decisiones sobre qué comprar, qué estudiar o en qué trabajar. Todas estas decisiones son económicas. La falta de comprensión en este campo puede llevar a malas elecciones que tengan consecuencias significativas. Por ejemplo, las personas con bajo conocimiento financiero pueden caer fácilmente en deudas impagables o realizar inversiones que resultan ser riesgosas (Lusardi & Mitchell, 2014, p. 12).


A nivel nacional, la falta de educación económica tiene repercusiones aún mayores. Un país donde los ciudadanos no entienden los conceptos económicos está más expuesto a fenómenos como la corrupción y el despilfarro de recursos públicos. Investigaciones como las de Mauro (1995) y Rose-Ackerman (1999) demuestran que la ignorancia económica crea un terreno fértil para la mala administración pública y la corrupción.


¿Qué podemos hacer al respecto?


Afortunadamente, nunca es tarde para aprender sobre economía. Es fundamental que se comience a enseñar desde la escuela de manera accesible y práctica. No todos deben ser expertos en economía, pero sí es esencial que todos posean las herramientas necesarias


para tomar decisiones informadas. Esto permitirá a las personas evitar trampas financieras y tomar mejores decisiones a lo largo de sus vidas (Friedman, 1962).


Además, los medios de comunicación tienen una responsabilidad clave. En lugar de limitarse a reportar cifras y datos que puedan asustar o confundir a la población, deberían esforzarse por explicar cómo esos números afectan la vida diaria de las personas. Sería ideal que los noticieros incluyeran explicaciones claras y sencillas sobre temas económicos, de forma similar a cómo explican los resultados de un partido de fútbol (Gallego & Rodríguez, 2016).


Si todos nos comprometemos a aprender más sobre economía, podemos generar un cambio significativo. Imagina una sociedad en la que todos comprendamos cómo funciona la economía y podamos tomar mejores decisiones financieras. Esto no solo beneficiaría a las personas en lo individual, sino también a la nación en su conjunto, creando un futuro más próspero y estable para todos los colombianos (Acemoglu & Robinson, 2012).


¿Qué dicen los expertos?


Desde hace siglos, grandes pensadores han intentado descifrar los principios fundamentales de la economía. Adam Smith, por ejemplo, hablaba de la importancia del libre mercado y la división del trabajo como clave para la prosperidad de las naciones. Smith sostenía que, si las personas podían actuar en su propio interés, el mercado se autorregularía de manera efectiva (Smith, 1776/2007, p. 17).


Por otro lado, John Maynard Keynes, uno de los economistas más influyentes del siglo XX, afirmaba que el Estado debía intervenir en la economía para evitar situaciones de desempleo masivo y recesión. A diferencia de Smith, Keynes creía que los mercados no siempre se regulan por sí solos, y que era necesario que el gobierno aplicara políticas para fomentar el crecimiento económico (Keynes, 1936, p. 15).


Milton Friedman, por su parte, defendía la libertad económica y la importancia de que los mercados funcionaran sin la intervención estatal. Para Friedman, el gobierno sólo debía intervenir de manera limitada en la economía, permitiendo que las personas tomaran sus propias decisiones financieras (Friedman, 1962, p. 12).


En cuanto a Amartya Sen, su enfoque era más humano y social. Sen argumentaba que la economía no solo debía preocuparse por la riqueza material, sino también por el bienestar y la capacidad de las personas para vivir una vida plena. En su opinión, el éxito económico de una sociedad debía medirse no solo por su riqueza, sino por la calidad de vida de sus ciudadanos (Sen, 1999, p. 36).


Economía y la realidad colombiana


En el contexto colombiano, los desafíos económicos recientes nos han enseñado valiosas lecciones. La pandemia, los cambios en el gobierno y eventos como el paro camionero nos han demostrado cuán vulnerable puede ser nuestra economía. Durante el paro camionero, muchos colombianos nos preocupamos por la escasez de productos y el alza de precios, pero pocos entendían realmente las causas subyacentes de este evento y cómo afectaba a la economía en general (Rose-Ackerman, 1999, p. 123).


Es esencial que los ciudadanos tengamos acceso a una educación económica de calidad que nos permita comprender y enfrentar estos desafíos. Necesitamos más espacios donde se explique la economía de manera simple y accesible. Los jóvenes, en particular, debemos involucrarnos en este proceso de aprendizaje y exigir que se nos enseñe a comprender este mundo tan complejo, pero fascinante (Mauro, 1995, p. 691).


Conclusión


La economía influye en todos los aspectos de nuestras vidas, desde las decisiones cotidianas hasta el futuro de nuestro país. Debemos aprender sobre ella, exigir que se nos enseñe y participar activamente en la conversación pública. Solo así podremos construir una Colombia más próspera y justa para todos.


Referencias


● Acemoglu, D., & Robinson, J. A. (2012). Why nations fail: The origins of power, prosperity, and poverty. Crown Publishing Group.

● Friedman, M. (1962). Capitalism and freedom. University of Chicago Press.

● Gallego, F. A., & Rodríguez, C. (2016). Educación y calidad del gasto público en América Latina. Cuadernos de Economía, 35(68), 3-23.

● Keynes, J. M. (1936). The general theory of employment, interest and money. Macmillan.

● Lusardi, A., & Mitchell, O. S. (2014). The economic importance of financial literacy: Theory and evidence. Journal of Economic Literature, 52(1), 5-44.

● Mauro, P. (1995). Corruption and growth. The Quarterly Journal of Economics, 110(3), 681-712.

● Rose-Ackerman, S. (1999). Corruption and government: Causes, consequences, and reform. Cambridge University Press.

● Sen, A. (1999). Development as freedom. Oxford University Press.

● Smith, A. (1776/2007). An inquiry into the nature and causes of the wealth of nations. Harriman House


María José Pedraza Ramírez, estudiante de Comunicación Social 11 de septiembre de 2024
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